domingo, 1 de septiembre de 2013

contratos de utilidad compartida

ESCAPARATE Jorge A. Mora García Una señora que había sido asaltada varias veces en vehículos del transporte público en el D.F., se quejaba amargamente: -Si ya nos van a robar, por qué nos llenan de maldiciones y mentadas de madre. Es el mismo sentimiento que se tiene ante la iniciativa de reforma constitucional en materia petrolera que ha presentado EPN al Congreso. Nuestros gobernantes, no contentos con saquear a la nación nos quieren ver la cara, haciéndonos comulgar con ruedas de molino, atontándonos con una campaña masiva de manipulación en la prensa y la TV. Se cobijan mañosamente con la bandera del general Lázaro Cárdenas, afirmando que él presentó una iniciativa similar, pero no mencionan que en 1939 y 1940 -los últimos años de su gestión-, México era un país aislado por los grandes consorcios internacionales, que luchaba por desarrollarse, careciendo por completo de infraestructura, ya que por entonces Pemex no tenía ni siquiera un departamento de exploración y extracción. Cárdenas echó un anzuelo para ver si picaban algunas de las compañías extranjeras, pero estas no respondieron, pues querían que nuestro país se ahogara, solitario, en un mar de petróleo. Por ello la iniciativa nunca prosperó, al contrario, con los años, nuestra posición nacionalista se radicalizó. Ahora, mediante los llamados “contratos de utilidad compartida”, los inversionistas privados tendrán acceso a todo la cadena petrolera: exploración, extracción, refinación, distribución, transporte y almacenamiento; pero también, bajo esa figura jurídica, tendrán paso franco a la petroquímica básica, la que dejaría, mediante la reforma, de ser un área estratégica, para quedar simplemente como área prioritaria, pura “China libre”. Se dice que los particulares, correrían un riesgo al invertir, p.ej. en una exploración en aguas profundas. Si no se encontrara el hidrocarburo, únicamente ellos soportarían las pérdidas. Pero si dan con un gran yacimiento se compartirían las ganancias, una vez descontados los gastos iniciales que ellos hicieron. No se les dará petróleo -se dice-, solo dinero (esto es lo que se hace ahora con Romero Deschamps), pero no en qué proporción, la que bien puede ser de 90% para ellos y 10% para nosotros o menos. Esto, que puede sonar descabellado, es lo que sucede hoy con la minería, donde las compañías, han pagado por concepto de derechos, unas 500 pesos anuales por hectárea y otras nada (La Jornada. 30-jul.-2013). Nuestros gobernantes, juran y perjuran, que la reforma energética se propone: Fortalecer el papel del Estado como rector como rector de la industria petrolera. Claro, pues donde mandan dos (o muchos), habrá mucho más (des)control que cuando dispone uno solo. Promover el crecimiento económico, y un desarrollo incluyente (para todos). Por supuesto, esto se ve clarito. Si antes, el Estado se podía quedar con 900 mil millones de pesos anuales, ahora tendrá más muchos al tener que repartirlos entre sus socios. Sobre todo, si continúan las ordeñas en tomas “clandestinas”, se mantiene el saqueo fiscal, la corrupción de los directivos y líderes sindicales, pues la dichosa reforma no estipula como acabar con esos lastres. Buscar la seguridad energética. Seguramente que estaremos muy “fortalecidos” al quedar, en manos de las trasnacionales o de sus personeros, la exploración, la producción y el transporte de los hidrocarburos, así como su transformación industrial (refinamiento), mediante una red infinita de “contratos de utilidad compartida”. Impulsa la “transparencia,… -¡Seguro! Como la rendición de cuentas que han hecho Montiel, Romero Deschamps, Raúl Salinas, César Nava, los Bibriesca, García Luna, etc.-… la sustentabilidad y la protección al medio ambiente. Por supuesto, ya sabemos cómo se las gastan los grandes holdings en África y Sudamérica; o como se usan técnicas de devastación ambiental en E.U., para obtener el gas shale o esquisto. Mejora el contenido en compras y proyectos de infraestructura. Lástima que no se nos diga cómo. Por lo que es de sospecharse que continuaran las adquisiciones faraónicas de buques y las inversiones ruinosas en España. Se asegura, que gracias a esta reforma, habrá mayores empleos. ¡Si, como no! Ya hemos visto todos (?) los puestos de trabajo que generó la dichosa Reforma Laboral, tan publicitada al inicio del sexenio. Que se generará energía más barata para las familias. ¡Claro! Pues sabemos que los empresarios nacionales y extranjeros buscan el beneficio de la colectividad, antes que perseguir afanosamente las ganancias Los tricolores y sus acólitos, actuando como gerentes de la burguesía, nos repiten como letanía que Pemex no se privatiza. ¡Falso! Ahora resulta que entregar una parte de la renta petrolera no es privatizar. Además, los inversionistas al arriesgar su capital demandarán garantías y estas no las pueden dar las instalaciones obsoletas de Pemex, sino los hidrocarburos que están en el subsuelo. P.S. El motivo por el que he salido transitoriamente de la clausura, ha sido para llamar la atención de mis 5 lectores sobre el saqueo nacional y la ruina nacional que se cierne sobre nuestra República, males igual o más graves que la violencia del narcotráfico. Sea esto una invitación a oponernos, por los medios legales a nuestro alcance, a tan nefasta reforma. Ya que: “Muchos pocos, hacen un mucho”.

No hay comentarios: