jueves, 31 de julio de 2008

La política: subordinación y conveniencia

Uno de los mayores vicios del Antiguo Régimen priísta fuel el maridaje incestuoso del partido en el poder con el gobierno, a tal punto que aquél constituía un mero apéndice de éste, siempre dispuesto a acatar sus dictámenes.
Con el relevo en el poder, se tenía la esperanza que los llamados gobiernos del cambio se mantuvieran fieles a los principios que sustentaron durante su larga historia como oposición y que desterrarían de nuestro medio esa práctica nociva. Sin embargo el presidente Calderón, con graves carencias de legitimidad y apoyo ciudadano, no ha hecho sino repetir el caduco y viciado esquema, transformando al PAN en la caja de resonancia de los deseos del Ejecutivo. Primero eliminó en forma mafiosa a Manuel Espino como presidente de ese instituto. Luego cubrió todos los puestos directivos de su partido sólo con sus incondicionales, ejemplificados por los casos del secretario y del presidente del PAN. Éste dejó de ser un subordinado miembro del Gabinete, para convertirse en el jefe del partido; quien ha manifestado ser partidario de la “sana” cercanía con el gobierno.
Por lo que se ve, el vicio del Antiguo Régimen tampoco parece erradicarse de nuestro Estado. Así lo testimoniaría la deplorable Consulta Popular sobre la reforma petrolera, programada para el domingo 27 de julio y que en esta ciudad transcurrió con más pena que gloria, no obstante de que está en juego la soberanía nacional. Algunos se figuran que el gobierno estatal convenció a las cúpulas de los tres partidos para que observaran un bajo perfil en este proceso. Ello obedecería a su alineamiento tanto con la postura política de Cuauhtémoc Cárdenas, como para obsequiar los deseos de Felipe Calderón de que se aprueben, sin más, sus iniciativas privatizadoras y entreguistas. Ya en la pasada gira presidencial por Michoacán, Leonel Godoy convocó a todos los michoacanos a “no regatear ni ser mezquinos, sino apoyar al presidente Felipe Calderón”.
Al respecto, es muy significativo que ninguno de los partidos que integran el Frente Amplio Progresista: PRD, PT y Convergencia no hayan movido un dedo para promover la consulta en nuestro municipio. De confirmarse la subordinación a los intereses políticos del ejecutivo estatal, la izquierda estatal, en su conjunto, estarían induciendo el aborto de nuestra embrionaria democracia. Lejos quedaron los números de la última contienda electoral en la que 2,835 individuos emitieron su voto por los supuestos partidos de izquierda de entre los 10,833 sufragantes totales y sobre un universo posible de 20,657 ciudadanos
En México, desde hace tiempo la militancia política se desnaturalizó, al permitirse subsistir de los subsidios gubernamentales, en lugar de las aportaciones de sus agremiados, trasmutándose los partidos en meras agencias de colocaciones. Por ello surgen tantos supuestos militantes multicolores con el fin de usufructuar los recursos que otorgan los institutos electorales; y que todos aspiren a un puesto de elección popular como si fuese una canonjía. Lo que suceda en la vida pública, fuera de sus particulares intereses, carece de importancia. Sin embargo, hay que tener presente que las voluntades ciudadanas se suman por convicción a un proyecto político, cuando están en juego los grandes destinos nacionales, como sucedió con la Expropiación Petrolera. El pasado domingo, los partidos dilapidaron una oportunidad, tal vez irrepetible, para consolidar sus bases militantes Si dichos institutos renuncian a ser los vehículos apropiados para que la gente del común arribe al gobierno, dejarán de ser funcionales y serán rebasados necesariamente por la sociedad civil. En el peor de los escenarios, al convertirse a su vez en motores de la frustración ciudadana, empujarán a la población a transitar forzosamente por el camino de la violencia.J. A. MORA GARCÍA

sábado, 19 de julio de 2008

LA PATRIA ES PRIMERO

La patria es primero


El Frente Amplio Progresista instrumentará el día 27 de este mes una consulta para conocer la opinión de la sociedad michoacana en torno a las iniciativas de reforma petrolera que presentó el presidente Calderón a consideración del Congreso, mismas que de ser aprobadas, representarían un golpe de igual magnitud al despojo de los dos millones de kilómetros cuadrados a manos de los Estados Unidos en 1847. Mientras que a PEMEX la dejarán consumirse en la indigencia por una continua y confiscatoria carga tributaria, se permitirá medrar a las trasnacionales en la extracción, conducción, almacenamiento y transformación de los hidrocarburos.

En esa coyuntura, México dejaría de ser un país soberano, pues no tendría la capacidad para decidir su camino como nación independiente, ya que el precio del crudo, los combustibles y los productos petrolíferos quedaría al arbitrio de los grandes trusts, dependiendo asimismo de su buena voluntad el pago de los impuestos correspondientes, como sucedía antes de la expropiación de Lázaro Cárdenas.

¿Cómo podríamos obligar a los consorcios internacionales a cumplir sus obligaciones, si el gobierno ni siquiera es capaz de someter a los narcotraficantes nativos? Máxime cuando se quiere legislar que las controversias suscitadas con los consorcios deberán ser resueltas por tribunales extranjeros, los cuales siempre fallarán en favor de sus propios nacionales y no del Estado mexicano.


El petróleo no sólo es una mercancía que se venda en el mercado caro o barato, se procese con mayores o peores condiciones de eficiencia, sino que es un bien estratégico mundial, que permite a sus poseedores efectivos, los países débiles, negociar con los poderosos en un plano de menor desigualdad.


De ahí la importancia de la consulta, para que la multitud de ciudadanos sin voz, que no elaboramos directamente leyes que nos lesionan gravemente, nos hagamos oír por en encima de las conveniencias mezquinas -de posicionamiento político o enriquecimiento personal- que persigue la generalidad de los diputados, senadores, gobernadores y miembros del ejecutivo federal, contrarios a los verdaderos intereses de los demás mexicanos.

Las personas de pensamiento conservador que ven con simpatía los principios doctrinarios y las luchas democráticas del antiguo PAN, no deberían apoyar incondicionalmente la reforma energética sólo porque fue una iniciativa del presidente Calderón, sin indagar sus alcances.

De acuerdo con los últimos spots televisivos del gobierno federal, tenemos “petróleo en abundancia”; mismos que a los precios actuales, los 6 millones de barriles que se extraen por día, le reportan al país un ingreso neto cercano a los 11,000 millones de pesos diarios. Si se combatiera la corrupción y no se le esquilmaran todas sus ganancias, PEMEX volvería a ser una empresa autosuficiente y eficaz. La cual posee los recursos humanos necesarios para construir dos refinerías antes de que termine el sexenio, así como la capacidad de incorporar la tecnología necesaria para incursionar en aguas profundas en 30 años, plazo que se fijaron los estadounidenses para comenzar la extracción en su mar territorial.


Más allá del estereotipo que para muchos representa López Obrador como líder mesiánico, populista e intransigente y por encima de sus posibles intereses políticos particulares, en esta ocasión, la defensa de petróleo que él encabeza, rebasa con mucho las simpatías o los antagonismos partidistas que podamos sentir.

Por ello no es gratuito que en esta cruzada se empeñen en un mismo afán personalidades tan disímbolas como Cuauhtémoc Cárdenas, Manuel Bartlett o Porfirio Muñoz Ledo; Carlos Rojas o Sergio García Ramírez; Carlos Monsivais o Lorenzo Meyer; los universitarios Javier Jiménez Espriú, Jaime Cárdenas, Raúl Carranca, y Arnaldo Córdoba; o Don Juventino Castro, ministro jubilado de la Suprema Corte. Que no digan nuestros hijos, a la manera romana, oleum perdidisti, perdiste el aceite; perdiste el tiempo. Jorge A. Mora García.