lunes, 10 de octubre de 2011

ESCAPARATE

1.- En la reunión partidista del sábado 22, Felipe Calderón hizo un llamado a sus correligionarios a reposicionarse en el ánimo popular mediante una renovación ética, pues según él, durante décadas los panistas han representado los valores de la honestidad y el ejercicio de la política con principios; aunque, reconoce, hoy, muchos ciudadanos tienen la percepción de que los políticos azules han incurrido en los mismos vicios que los tricolores.
Por eso, afirmó: “se necesita una renovación ética en su integración, comportamiento e imagen ante la sociedad, desde el más modesto de nuestros comités seccionales hasta la integración y operación del Comité Ejecutivo Nacional y sus miembros”. Puesto que “la falta de claridad de esos principios llevan a muchos ciudadanos a restaurar a un sistema basado en la corrupción”.
Al decir esto, nuestro primer mandatario se “mordió la lengua”, por tener “cola que le pisen”: el auto-préstamo que se dio siendo el Director de BANOBRAS; el encubrimiento a los contratos y concesiones del ramo petrolero transportes y gasolinerías-, que autorizó Juan Camilo Mouriño a su familia, cuando ocupó varios puestos bajo la autoridad inmediata de Don Felipe; la impunidad, que brindó Calderón, siendo ya presidente, a Martita y los Bibriesca; el haberse otorgado un bono mensual “por riesgos de trabajo” teniendo tras de sí a todo el Estado Mayor Presidencial para protegerlo; los contratos multimillonarios e irregulares que las dependencias federales han otorgado a las empresas de su cuñado Diego Zavala Gómez del Campo; que anden tan campantes, los dueños de la guardería ABC de Hermosillo, porque entre ellos había una prima de su esposa Margarita, etc. Así, poco crédito se le puede conceder cuando da advertencias de pureza.
En fin, cae en la incongruencia de escandalizarse de ese “régimen basado en la corrupción”, luego de haber hecho -desde el principio de su administración-, una alianza con sus más destacados representantes: el líder petrolero Carlos Romero Deschamps, la maestra Elba Ester, el ferrocarrilero Víctor Flores Morales o el cetemista Joaquín Gamboa Pascoe, todos ellos con muchas “cuentas por saldar”. Se asustan del muerto y se abrazan de la mortaja.
2.- Ante la matanza de 35 personas, el martes 20 de septiembre cuyos cuerpos fueron transportados y arrojados al pavimento como si fueran bultos, en un área de comercial de Boca del Río, zona conurbada a Veracruz, precisamente cuando se celebraba en dicha ciudad el XI Encuentro Nacional de Presidentes de Tribunales Superiores y Procuradores Generales de Justicia, movió a decir al procurador de Veracruz, Reynaldo Escobar que todos los ejecutados eran delincuentes, y que por ello la gente pacífica del Estado, no tenía por qué preocuparse. Al correr de los días se vio obligado a rectificar y admitir que sólo unos cuantos tenían antecedentes penales. Por su parte, el Gobernador priista, Javier Duarte, prácticamente justificó tales ejecuciones afirmando que ese era el destino de todos los delincuentes: la cárcel o la muerte.
Para agravar el cuadro, como si el despliegue de mantas ante los cadáveres, y los comunicados enviados a los diarios locales no hubieran sido suficientes, apareció un video con unos encapuchados, que se autonombraron Matazetas, los cuales, en una especie de conferencia, muy organizados, frente a una mesa con mantel y botellas de agua para cada uno, se presentaron con lenguaje, muy cuidado, como asesinos benefactores, que librarían a Veracruz de las lacras, al tiempo que se decían respetuosos de las autoridades locales como federales.
En el ánimo nacional quedo el sentimiento de que en Veracruz está operando una brigada de ajusticiamiento, para hacer “limpieza social”, auspiciada por el gobierno, a la manera de los que existieron en Brasil, que mataban no sólo delincuentes, sino pordioseros y niños de la calle.
El gobierno de Calderón consideró tan grave esta impresión, que consideró necesaria una declaración de Alejandra Sota, su nueva vocera, para condenar los asesinatos, así sean estos de delincuentes y negar que en México existieran tales escuadrones de la muerte. Sólo que Miguel Ángel Granados Chapa, en su columna Plaza Pública del diario Reforma (26-9-11), revela que la señora Roció Velázquez, denunció el levantón de su hijo de 15 años por parte de la patrulla 717 de la policía estatal, el cual apareció muerto dos días después, junto con los otros 34 cuerpos, hecho que vendría a confirmar la existencia y el origen de tales brigadas. Que vendrían unirse a las que existen en la zona triqui de Oaxaca o en los Altos de Chiapas. Al parecer, México ya completó su colombianización.
3.- Muy mal parada dejaba a la soberanía del Estado mexicano la declaración del obispo de Mexicali, quien aseguró que gracias a un telefonazo de Benedicto XVI se echó abajo la demanda para declarar nula la reforma a la Constitución de Baja California que decretaba la existencia de la vida humana desde el primer momento de la concepción. Si el Pontífice romano puede dar instrucciones a nuestras autoridades, entonces la independencia nacional sería una farsa; una independencia que de por sí, desfalleciente, restringida por Washington, las trasnacionales y los poderes fácticos nacionales.
De inmediato, los ministros de la Suprema Corte se apresuraron a desmentir el dicho e igual hicieron el vocero del Vaticano y la Conferencia del Episcopado Mexicano. Ante tal presión, la Curia californiana, emitió un comunicado en que se adhería a la versión de las autoridades eclesiásticas no admitió que fuera falsa-. Tal vez el telefonazo no estaría dirigido a los jueces, sino a don Felipe, a través de doña Margarita Zavala, la cual hizo una declaración pública defendiendo la posición que ha mantenido la jerarquía eclesiástica durante años.
Afirmar que desde el primer momento de la concepción se está en presencia de una persona, es una postura ideológica, religiosa, mas no científica; incluso puesta en duda por pensadores eclesiásticos de la talla de Santo Tomás de Aquino.
La existencia de ese principio en las constituciones locales, se traduce en normas penales que tipifican a esa conducta como “homicidio en razón del parentesco” como si se diera muerte al padre o la madre; que dada la corrupción ministerial y de sus agentes les impulsa a perseguir con saña a las mujeres que deciden interrumpir el embarazo; un hecho que revela una gran hipocresía social, pues en realidad sólo se criminaliza a las mujeres pobres o ignorantes que no pueden pagarse un aborto en una clínica privada en Estados Unidos o en la ciudad de México.
La existencia de tal principio en las constituciones locales, hace factible que el día de mañana se tipifique como delito el empleo de métodos anticonceptivos como el dispositivo intrauterino (DIU) o la píldora del día siguiente, que no obstaculizan la fecundación, pero sí la implantación del cigoto en el útero; como también podría llegar a ser un crimen la fecundación asistida para aquellas parejas que no pueden tener hijos de otra manera o la investigación con células madre provenientes de embriones.
Más allá de las razonamientos jurídicos sobre la supremacía de la Constitución Federal frente a las normas locales, tal vez aquéllas, pudieron ser unas más de las consideraciones que impulsaron a siete de los Ministros a pronunciarse en contra de la reforma bajacaliforniana; sólo que aquí, el voto de 4 valió más que el de 7, puesto que se requería el de las ¾ partes de los Ministros presentes.
4.- Los mítines en nuestro medio son una especie de liturgias carnavalescas, en que los candidatos en turno ofician como un si fueran sacerdotes de una nueva religión; en medio de tamborazos, cohetones y porras. Simples monólogos, soliloquios, sin interlocutores reales que los retroalimenten. Son una especie de mesías, que en lugar de prometer la vida eterna, afirman con una seguridad que espanta, el advenimiento de un mundo mejor, por el sólo conjuro de su palabra. Es gente acostumbradas al aplauso fácil, que presuponen la obligación de los feligreses acarreados es el estarles agradecidos porque se sacrifican por la patria. Así fue en el Antiguo Régimen y parece que pretenden continuarlo, todos, por los siglos de los siglos.

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