martes, 27 de septiembre de 2011

ESCAPARATE

1.- Su comportamiento parece ir más allá de la indolencia, para entrar al terreno de la provocación descarada e impune para los ciudadanos; pues no se entiende de otra manera por qué nuestras autoridades se toman la molestia decretando la “ley seca” los días patrios, si desde las propias entrañas del poder se auspicia luego la embriaguez desaforada; si en el propio desfile del 16 hubo cabalgata de charros nylon bebiendo cerveza; como en un remolque tirado por un tractor, que pretendía ser carro alegórico, sus ocupantes de manera desfachatada iban ingiriendo tequila y para mostrar mejor su insolencia arrojaban a las muchachas montones de rastrojo como si fuera confeti, ante la mirada impasible de los policías. ¿Miembros de la Comunidad Agraria actuando como maleantes o viceversa?
Después del medio día, la calle Guerrero, entre Arizpe y Constitución, como en todos los años de esta Administración, se transformó en una inmensa cantina, la banqueta llena de grupos con sus respectivas provisiones alcohólicas. El arroyo invadido, en un caos espantoso en que se mezclan los jinetes que bebían desde lo alto de sus cabalgaduras haciendo cabriolas, los transeúntes tratando de sortear con dificultad y riesgo tanto a éstos como a las motocicletas que libremente circulaban, con sus motoristas con el trago en la mano; los automóviles circulando libremente por Arizpe para incorporarse a Guerrero e incluso otros en sentido contrario disputándoles el reducido espacio a todos los anteriores, pues a la policía no se le ocurrió cerrar la calle en la confluencia de la Constitución.
A los guardianes del orden, poco les importa que el pueblo se caiga a pedazos, mientras que el frente de la Presidencia esté libre de esas plagas. Funcionarios y empleados municipales se olvidan que el sueldo que perciben sale del bolsillo de todos los contribuyentes. A las autoridades que ya van de salida, les importa un rábano dejar al pueblo hecho un desastre por su actitud permisiva, que incubó las conductas antisociales generalizadas y hasta delictivas, de los grupos de ninis y juniors. Y lo más grave, es que ese mismo grupo político pretende seguir gobernando otros tres años.
2.- Se comenta que el domingo 10, unos maleantes foráneos incursionaron armados en el estadio, buscando supuestamente a sus rivales locales, hecho que generó la estampida de los espectadores. De esta manera, el “coloso” de la Colonia Mora ya no tiene nada que envidiarle al Territorio Santos Modelo. ¿Y la gendarmería, la policía federal o las fuerzas armadas?... Bien, gracias.
3.- El PRI, que dice renovarse no cambia ni siquiera el discurso. Sólo hay que ver el lenguaje servil de Eruviel Ávila, al tomar posesión como nuevo gobernador del Estado de México:
“Quiero reconocer a otro gran gobernante, un hombre cercano a la gente, alguien que escuchó, se comprometió y cumplió con hacer crecer a los mexiquenses. Reconozco en su persona a un gran demócrata (?) cuyos valores republicanos han modificado ola manera de gobernar y hacer política (desde la TV), no sólo en el Estado de México, sino en todo el país (!). Saludo con afecto, con profundo respeto y admiración a licenciado Enrique Peña Nieto gobernador de este gran Estado, deja huella profunda en esta entidad, señor gobernador”. Fue, como si las manecillas del reloj hubieran dado marcha atrás, cuando los legisladores sumisos y los ministros lacayos glorificaban a Gustavo Díaz Ordaz por sus acciones genocidas.
Solo le falto decir a don Eruviel: Como muestra de que de ahora en adelante seré su subordinado, él encabezara la ceremonia del Grito en Toluca, aunque ya no sea sino un simple ciudadano; pues desde ahora los priistas le rendimos pleitesía como el virtual presidente de la nación; viva la democracia y la autonomía de los poderes públicos.
4.- Pero si de lacayos se trata, los azules no cantan mal las rancheras, han sido fieles discípulos de los tricolores. Así vemos a don Alonso Lujambio, Secretario de Educación Pública (sic), en el discurso oficial del día 16, ensalzando a Calderón:
“El presidente no le mintió al país cuando advirtió la necesidad de iniciar esta lucha [contra el narco], por el contrario ha hablado con la verdad, ha abierto las puertas de su gobierno [sólo por ratitos] a la exposición de lecturas diferentes de la realidad, ha escuchado [sin hacerles caso] y debatido de buena fe [siempre imponiendo sus criterios] y de cara a la nación [es decir, a la TV sobornada]. Ha actuado respondiendo a las necesidades de fondo [mantenerse en la silla] y no a los ciclos electorales. No veamos la coyuntura [guerra generalizada en el país], veamos hoy en perspectiva nuestro [?] papel en la historia [yo, buscando el hueso, ustedes subordinados a los gringos]. Tenía que hacer las cosas desde el inicio de su gobierno sin dilación [lanzándose como El Borras], una estrategia contundente para proteger la seguridad de los mexicanos” [que no fue tal para los 50 mil ejecutados y los 20 mil desaparecidos].
5.- En los pueblos primitivos se practica la llamada magia contaminante. El hechicero concibe que todo lo que haga con un objeto afectará a la persona con quien dicho objeto estuvo en contacto haya o no formado parte de su propio cuerpo. Porque para esta magia las cosas que alguna vez estuvieron juntas, aunque se les separe, quedan en una relación simpatética (que siente o padece igual), y todo lo que se le haga a una de ellas, producirá efectos en la otra. Como la relación que se da entre una persona y las partes separadas de ella, p.ej. los recortes de uñas, el pelo o el cordón umbilical, incluso por medio de las ropas o una efigie, como en el culto vudú (Frazer).
Obedeciendo a esta misma lógica, descansa el culto a las reliquias (de reliquiare-arum: restos, residuos, de reliquius: restante); la parte del cuerpo o de la vestimenta de un santo que se venera como objeto de culto. Este atavismo hunde sus raíces en el tiempo.
Al irrumpir los pueblos bárbaros en el Imperio Romano a principios del siglo V, las supersticiones germánicas vinieron a sumarse a las autóctonas de unos fieles semicristianos y en su mayoría ignorantes. Por ello, se multiplicará de manera alarmante el culto de las imágenes y las reliquias, la confianza en los ritos y los ademanes, que de alguna manera reinstalaron el politeísmo y la magia. La visión antropomórfica de la divinidad les sedujo menos que los santos intercesores, quienes a su vez habían sustituido a los antiguos dioses familiares de los campesinos pagani- a quienes se les pedían infinidad de pequeños favores cada día (Guignebert).
Con los santos se hacían contratos, se les recompensa si dan satisfacción, o se los amenaza y hasta se les castiga privándolos de su culto, inclusive infligiendo a sus imágenes graves penas corporales. Se les llevaba a la guerra en las especies de sus reliquias y los oponen a las epidemias y cataclismos. Para conseguir buenas reliquias no se retrocede ante ningún riesgo: si es necesario se apoderan de ellas por la fuerza o las roban. No se concebía un templo que no contuviera la tumba de algún santo, es decir con alguna parte de su cuerpo, o por lo menos un objeto que lo haya tocado y al que se haya trasmitido su poder sobrenatural. El santuario que tenía la suerte de poseer el sepulchrum de un santo reputado como influyente, tenía hecha su fortuna, con las peregrinaciones y las ofrendas (id).
Hoy, por desgracia, se continúa asignando a las reliquias las características de un fetiche, es decir, de un objeto al que se le rinde culto y se le atribuyen propiedades mágicas o benéficas, que posee, por la relación simpatética con el sujeto al que se dicen pertenecer. Como la efigie de cera, las ropas y la supuesta sangre de Juan Pablo II, reliquias que son promovidas como el vehículo mediante el cual, México superará todos sus males. Por mera y casual coincidencia tales reliquias estarán presentes en las diócesis del sur de Michoacán en octubre, poco antes de las elecciones. De esta manera la iglesia católica llena el vacío político que ha dejado el gobierno en todo el territorio nacional; al tiempo que busca encontrarse algún nuevo milagro que acelere el proceso de santificación del papa Wojtyla.

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