lunes, 13 de julio de 2009

La sorpresa que no fue

Como si hubiera sido un rayo que cayó en día sereno, se vio la contundente victoria del PRI en los comicios del 5 de julio, en los que consiguió cuatro gubernaturas y la primera mayoría en la Cámara de diputados y se la califica con expresiones tales como: “El regreso del dinosaurio”, “El pasado como futuro”. Desde este mismo espacio de El Cazador, el pasado 7 de mayo pasado se habían trascrito las opiniones que formularon al principio del año (4-I-09), los columnistas Jesús Cantú y Granados Chapa, según las cuales, el PRI volvería a constituir el grupo más numeroso en la Cámara de Diputados, con alrededor de 35% de las preferencias electorales (logró 36.81%); el PAN como segunda fuerza con el 30% (alcanzó el 27.98%) y el PRD con el 17% (apenas el 12.20); los partidos PVEM y PANAL obtendrán su correspondiente 5%; (6.7% y 3.41%, respectivamente) mientras que el PT y Convergencia dependerán del apoyo de AMLO y su corriente para mantener el registro , lo que ve improbable (ni tanto: 3.68% el primero y 2.49% el segundo), así como el del partido Socialdemócrata (1.03%). El fenómeno del abstencionismo y la afluencia de sufragantes sería de unos 25 millones, similar a los 26, millones 739 mil del 2003 (según eso, votaron 34 millones), pero los votos nulos fueron cerca de 2 millones el 5.39 % y en ciudades como Puebla, Monterrey, Guadalajara y el DF oscilaron entre el 8 y el 10%). El PRI sobrepasaría la cifra de los 200 diputados, duplicando los que ahora tiene su bancada y no se descartaría que alcanzase los 250 (hoy llegarán a los 242), con grandes posibilidades de ser la mayoría absoluta en la Cámara Baja si los comicios se dieran en ese momento (así será con su aliado el PVEM). Por lo que se refiere al PRD, consideraban muy probable que no alcanzaría los 97 diputados que hizo elegir en 2003 (hoy logra a lo más 76). El tamaño de las fracciones del PT y Convergencia dependerá del curso de acción que decida AMLO (hasta 13 y 6, respectivamente). De las gubernaturas que están en juego, el PAN debería conservar Querétaro y San Luis Potosí, si es que superan la intromisión presidencial en la designación de los candidatos (las perdió ambas). A su vez el PRI debería conservar Campeche (lo hizo aún en contra del candidato de la familia Mouriño y la defección del PRD); en Colima se la disputará con el PAN (a pesar de la campaña negra, el PRI gana por mas del 5%), por su parte en Nuevo León y Sonora los resultados dependerán de la forma en que se hayan resuelto las desavenencias en ambos partidos por la designación de sus respectivos candidatos (el PRI gana la primera y pierde la segunda por la impunidad en el incendio de la guardería). En las entidades donde se realizarían elecciones concurrentes con la federal: en el Estado de México el PRI seguirá siendo la fuerza dominante (recuperó las alcaldías del corredor azul Atizapán, Tlanepantla, Naucalpan y del corredor amarillo Ecatepec Chimaluacán Netzahualcóyotl), el PRD en el DF (13 de las 16 Delegaciones), y el PAN en Guanajuato (aunque el PRI gana la ciudad de Guanajuato y San Miguel Allende) y Morelos, en esté último Estado el PRD podría desplazar al tercer lugar al PRI si logra seleccionar buenos candidatos (el PRI triunfa en 15 de las 18 diputaciones y 16 de las 33 alcaldías, entre ellas Cuernavaca). En Jalisco se pelearán la supremacía el PAN y el PRI (éste último obtuvo todos los municipios de la zona metropolitana y un Congreso local de mayoría priísta). En el Distrito V de Michoacán ganó el PAN, pero nuestro municipio triunfó el Partido Verde, lo que evidencia el apoyo que se brinda a un candidato identificado con la población a la que trata de representar, así como una división tripartita de las inclinaciones electorales PVEM (1516), PRD (1442) y PRI (1430). Para tener una idea más clara de la mudanza en las preferencias habrá que compararla con la intermedia del 2003, ya que la del 2006 por ser presidencial, la votación siempre será más abundante. Según Granados Chapa, no obstante que el PRI fue desplazado como la principal fuerza política a raíz de que perdió la presidencia de la república en el 2000, su repunte en los años subsiguientes pueden explicarse porque conservó importantes instrumentos de poder: el uso del dinero público, las alianzas con grupos privados dotados de gran influencia y las mañas electorales en cuyo ejercicio adquirió gran destreza. Ello explicaría por qué en la disputa de los 313 cargos de elección popular puestos en juego en el 2005 se quedó con 195, el 62% del total. A lo que también contribuyó el mal desempeño gubernamental y las disensiones internas del PRD y del PAN. Por nuestra parte en el Semanario GUÍA (31-05-09) expresamos: “Pareciera que el PAN apuesta a ganarle la partida al PRI mediante una votación con escasa participación de la ciudadanía, hastiada por los escándalos y el descrédito de sus actores, en unos comicios que al ser intermedios, tienen de por sí el lastre histórico del abstencionismo. Una apuesta que será reforzada por el manoseo mediático de las epidemias, los recursos de la SEDESOL y la alquimia de los cuadros magisteriales del SNTE. Se pretende ignorar el impacto de la crisis económica, el clima generalizado de violencia; que el tricolor cuenta con la organización territorial más efectiva del país y los recursos provenientes de sus gobiernos estatales”. El partido-gobierno apostó su triunfo a una estrategia centrada en los supuestos logros del Presidente de la República, por ello la abrumadora derrota se evidencia como un voto popular de censura y con la renuncia de Germán Martínez a la jefatura del PAN, se pretende lavarle la cara a Felipe Calderón, quien tendrá que lidiar con un Congreso que le podrá imponer sus iniciativas de ley. Veremos que usos le da el PRI al poder que ahora detenta con miras a las elecciones del 2012.

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