martes, 7 de abril de 2009

Bancomer Y EL MAL SERVICIO

Cuando se habla de la explotación que someten los organismos financieros trasnacionales a los mexicanos, no sólo debe entenderse por los intereses exorbitantes que cobran o por la restricción casi absoluta del crédito para promover el desarrollo del comercio y la industria en nuestro país, sino por la explotación a que someten a sus trabajadores en desdoro del servicio que deben prestar s sus clientes. En la sucursal del BBVA de esta población es exasperante la lentitud con la que se atiende a los usuarios al comienzo y al final de la semana, no se diga los días inmediatos y posteriores a la quincena, especialmente cuando se les paga a los beneficiarios de Procampo y otros estímulos gubernamentales a los agricultores. La razón: un cajero esta encargado a los usuarios del común y otro de los cuenta habientes preferentes; restan así dos ventanillas para los (paradójicamente), castigados “Clientes Bancomer”, muchos de ellos contra su voluntad por que ahí se les paga la nómina. Sin embargo uno de estos cajeros tiene que hacerla de hombre orquesta: proporcionarles el efectivo a los demás y puntualmente a las 3 de la tarde comienza a recibir los cortes parciales de caja olvidándose de su potencial atención al público. Poco importa el tiempo que se les haga esperar a los parroquianos, porque las cuentas deben estar finiquitadas prácticamente al momento de que se retire el último cliente. Todo en medio de un calor sofocante, pues parece que quieren ahorrar o disminuir el gasto del aire acondicionado. Así con personal insuficiente se pretende atender, aunque pésimamente, a un numero cada vez mayor de usuarios. Tal vez para la gerencia, local, regional o nacional es impensable contratar a una persona más, o en su caso pagar tiempo extraordinario para que todo el personal se dedique a atender al público, y que sólo después de las 16.00 horas se haga el corte general de caja y no al momento de atender a los clientes. Pero a sus patrones peninsulares, empezando por el señor Botín, sólo los mueve la codicia y tratan de sacarle la mayor raja a sus posesiones trasatlánticas, y procuran contentar nuevamente a los naturales de estas tierras con un servicio de espejitos de a cambio de su oro, como lo hacían antepasados con los indígenas. No en balde en el 2008 las ganancias del BBVA mexicano superaron con creces a los de España y Portugal juntos. Poco o ningún alivio se puede esperar para nuestras penalidades de la CONDUSEF en manos de Luis Pazos, un defensor a ultranza del capitalismo salvaje, o de la agobiada Procuraduría del Consumidor. Por eso no sería nada extraño que a semejanza de lo que sucede con los inconformes que protestan contra la lentitud o la inoperancia de la administración pública y la administración de justicia, que toman carreteras, presidencias municipales o receptorías de rentas, no sería remoto que cualquier día se tomaran sucursales bancarias para protestar por el mal servicio (JAMG).

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