sábado, 18 de octubre de 2008

A MI ESCUELA CONSTITUCION DE 1917

A MI ESCUELA “CONSTITUCIÓN DE 1917”
Allá por los años cincuenta, todos los viernes, en la última hora vespertina de clases, la Miss Aída nos solicitaba una colaboración para el llamado Periódico Mural: un dibujo o una composición alusiva a un acontecimiento patrio, alguna poesía o pensamiento propio. Todos deberíamos contribuir con algo; sin embargo, como las musas siempre me han negado sus favores, invariablemente optaba por transcribir algún soneto de mi libro de lectura, que al fin y al cabo sólo constaba de catorce versos. A la manera de aquel tiempo, vayan estas líneas como un reconocimiento a esa institución a la que debemos todo lo que ahora somos y que para mí se personificó en las maestras Nelly, Chela y Aída. No se piense que ésta es una mera frase retórica; al hacer el balance de mi vida estoy convencido que mi estructura intelectual y la internalización de los valores éticos y ciudadanos provienen de mi escuela primaria.
Frente a la intolerancia de nuestro pueblo que impidió a unas personas comerciar verduras en el Mercado porque profesaban la fe evangélica (tal vez imaginaban estaban contaminadas de un virus religioso): un ejemplo de tolerancia, con el relato de la Miss Aída de aquel pastor protestante y del cura católico de un pueblo que se iban amigablemente a pescar uno en compañía del otro. La igualdad de género se practicaba casi sin percatarnos, ya que a dos varones, en forma rotatoria, se nos asignaba barrer cada tarde el salón de clases, mientras que las mujeres se dedicaban a labores de costura, mismas que serían montadas en una exhibición, que llenaba de orgullo a las familias de las operarias y de no poca envidia a las demás escuelas.
Cuando se tienen once años, la historia anecdótica y ejemplarizante, hoy tan criticada, fue formando el sedimento de lo que sería nuestro acervo intelectual y nuestra conciencia moral, pero laica. Con la maestra Chela supimos cómo los frailes defendieron a los indios de los encomenderos; cómo Calleja e Iturbide combatieron a los insurgentes; cómo sobrevivió el ejército de Morelos comiendo ratas, en el sitio de Cuautla; cómo perdimos la mitad de nuestro territorio; y cómo peregrinó la República con Juárez montada en un carruaje. También, con relatos ejemplarizantes nos acercó al humanismo grecolatino y universal, con historias que pasaron a formar parte de la conciencia ética colectiva. El valor sereno de aquél general espartano que tranquilizó a su temeroso subordinado cuando una nube de flechas persas oscureció el cielo en el Paso de las Termópilas diciéndole: “-Mejor así pelearemos a la sombra”. Supimos de la fidelidad de Penélope destejiendo su manto por las noches para engañar a sus pretendientes. De la virtud ciudadana con Cincinato que dejó el arado cuando Roma requirió de sus servicios como dictador y que regresó al mismo arado cuando pasó la emergencia en contraste con el proceder de Calígula que nombró cónsul a su caballo. Por primera vez en nuestras vidas oímos hablar de Sidarta Gautama, del Nirvana, de Lao Tse, del Delenda est Carthago, de los elefantes de Anibal atravesando los Alpes, o de Bolívar peleando en los llanos venezolanos y San Martín cruzando los Andes por la independencia de Sudamérica.
A través de los himnos a los héroes patrios encarnó en nuestros corazones el México profundo, con un nacionalismo firme y reposado.? Viva Juárez, mil ecos repitan, porque Juárez la patria nos dio, porque ha roto las férreas cadenas e impotente al tirano dejó….Zapata es símbolo bello del ideal de redención, su nombre llena de gloria nuestra gran revolución….Escuchen con fervor a la Escuela Federal que canta con amor a los héroes de Chapultepec”... Juan Escutia su ejemplo nos dio…. ?
En aquellas épocas en que no existía televisión, la Internet, ni la Nat Geo supimos que las criptógamas tienen ocultos sus caracteres sexuales o que las umbelíferas poseían forma de paraguas y las rosáceas cinco pétalos o múltiplos de cinco; por qué a unos mamíferos se les llamaba pinípedos y a otros monotremas. Las operaciones con punto decimal, la regla de tres compuesta, las famosas “mezclas”, la fórmula para obtener el área de un polígono o el volumen de un cilindro siempre me parecieron asuntos esotéricos, propias de unos venturosos y satisfechos iniciados. Nos enteramos que existían los sinónimos y los antónimos y que tener una “hemorragia de sangre” no era una desgracia, sino un pleonasmo. Se procuró imbuirnos de una incipiente formación estética mediante la elaboración de trabajos manuales, pinturas y pirograbados. También a través del canto, que paliaba la fatiga de las sesiones vespertinas, a través de melodías populares que exaltaban al género femenino, y combatía de paso la tendencia que pretende denigrarla, por desgracia todavía vigente. ? Cuando dejes mis palmares y mi tierra, peregrina del semblante encantador… Por qué no quieres que tus ojos y mis ojos se enamoren entre sí… Pena el pajáro enjaulado, ve al cielo y no pue' salir, más pena quien ve tus ojos, sin poder llegar a ti… Así en la mañana jovial de mi vida vinieron en alas de la juventud, amores y ensueños como golondrinas… ?
El artesano que moldea una vasija puede percatarse de inmediato del buen o mal resultado de su obra, sin embargo, quienes hemos sido maestros, nunca llegamos a saber si era fértil la semilla que sembramos en las mentes juveniles y si llegó a fructificar en buena tierra. Sean éstas líneas un pequeño reconocimiento a los profesores que actualmente se encuentran en ejercicio en la Escuela Constitución de 1917, tengan la seguridad de que después de cincuenta años, sus alumnos seguirán aquilatando todo el bien que nos hicieron (JAMG).

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