sábado, 9 de agosto de 2008

Un demonio tropical (1)

La visita de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) a esta ciudad proporcionó la ocasión de constatar la complejidad de los fenómenos sociales vividos en una comunidad como la nuestra. Las personas que ya de por sí tenían una inclinación conservadora, a lo largo de estos últimos años han visto reforzados sus desafectos en forma pasional y acrítica con el estereotipo que construyeron los medios de comunicación masiva en contra de ese personaje. Reveló asimismo la descomposición de los partidos políticos locales, integrantes del FAP, quienes no fueron capaces de convocar a sus agremiados a un mitin con quien hasta ahora, es líder nacional de opinión en la izquierda mexicana; asimismo, carecieron del talento necesario para entender que a través de estos actos se puede hacer proselitismo y no sólo en épocas de elecciones (El tema de los partidos se abordará la próxima semana).
Los conservadores calificaron al acto como propio de quien es a su entender, un demagogo, populista, terco e intransigente, un demonio tropical con tendencias mesiánicas, cuya finalidad real es la de tomar el poder y convertirse en un dictador comunista, lo que no se le debe permitir ya que sería un peligro para México. Al parecer todos los defectos que se le atribuyen a AMLO serían ajenos al resto de los políticos, ya que la conducta de los militantes del partido del orden y la decencia siempre ha seguido los pasos de la Madre Teresa de Calcuta.
¿Demagogo? Acaso los candidatos azules no hacen promesas a sabiendas que no podrán cumplirlas, como el del empleo para todos los mexicanos que ofreció Calderón o el crecimiento económico del 7% que iba a conseguir Vicente Fox. ¿Populista? Porque AMLO propugna por un Estado Benefactor y durante su administración en el DF otorgó ayudas para los adultos mayores. Ahora esa medida pretende instrumentarla el gobierno a nivel nacional. ¿Y cómo se le llamaría al rescate de bancos y carreteras a costa de todos los mexicanos? ¿Populismo selectivo? ¿Terco? Todos lo políticos lo son cuando tratan de obtener una ganancia a costa de sus adversarios. Como el ¡Hoy!, ¡Hoy!, ¡Hoy! de Fox cuando quería imponer el debate a Cárdenas y Labastida. ¿Intransigente? ¿Cuándo algún gobernador o presidente desde el poder, de propia iniciativa, ha hecho una autocrítica y reconocido sus errores? ¿Mesiánico? Fox insiste en que se le llame para siempre “presidente” como a Juárez y Madero; y construye un museo en su rancho de San Cristóbal con una réplica exacta de su despacho presidencial y una biblioteca en que se encuentran copias de todos sus escritos, para inspiración de la humanidad. ¿Dictador? ¿Acaso todos los presidentes, gobernadores, alcaldes y hasta rectores de las universidades, no hacen todo lo posible para que los poderes legislativo y judicial sean fieles instrumentos a su servicio y no verdaderos contrapesos del poder? ¿Peligro para México? El propio Manuel Espino, ex presidente del PAN admitió recientemente que sólo fue sólo fue una “frase de los encargados de la campaña presidencial, que él apoyó”, pero que no era real y que el verdadero enemigo lo es el senador Beltrones.
Como lo advertía Winston Churchill, la democracia es un desastre, pero es el menos malo de los sistemas de gobierno. La construyen hombres cargados de defectos, y no siempre puede esperarse que las naciones transiten del despotismo a la libertad en un lecho de plumas.
Por otro lado, en diversas religiones el diablo es un ángel rebelde, un espíritu que encarna el mal, el príncipe de los demonios. Sin embargo para los griegos un daimónion era una divinidad menor, un espíritu bueno o malo, adscrito al destino de una persona o una ciudad. Sócrates afirmaba que el suyo lo había destinado para que fuera el mosquito de Atenas, semejante a un caballo de raza, magnífico, aunque perezoso y por tanto necesitado del acicate de la persuasión. Por su parte para los hebreos el Satán era el adversario, el acusador go'el, primitivamente el “vengador de la sangre”, el pariente más próximo de la víctima durante el régimen de la venganza privada; aunque también el protector oficial de sus parientes, que tenía, en particular, el deber de impedir la enajenación de sus tierras. En tanto que AMLO continúe asumiendo estos roles, podrá seguir contando con el apoyo popular. (JAMG).

No hay comentarios: