martes, 14 de septiembre de 2010

BAÚL DE NOTAS Y DUDAS

1.- La realización de la obra pública que, de cuando en cuando, ejecutan los funcionarios pertenecientes a los tres órdenes de gobierno parece obedecer a una constante universal en la que priva la ineptitud y la desidia. Así, los diez años de las administraciones de Fox y Calderón no han bastado para que se instale una nueva carpeta asfáltica en la autopista Querétaro-Salamanca-Irapuato, sometiendo a los que por ella transitan a los desvíos y demoras de una reparación interminable.
Las compañías constructoras encargadas de realizar los libramientos y la ampliación de la carretera troncal La Piedad-Yurécuaro, al tiempo que se ocupaban de ensanchar y compactar los terraplenes a los lados de la vía, maltrataban seriamente la calzada de en medio con su maquinaria pesada, que las lluvias y el intenso tránsito han terminado por convertir en un verdadera ruina. Seguramente hicieron cuentas alegres de que al terminar la obra negra instalarían un pavimento nuevo y reluciente. Pero hoy, la obra se encuentra suspendida y no se aprecia que en el corto plazo vayan a efectuar, tan siquiera, un bacheo de emergencia. Mientras que el gobierno estatal no muestra la autoridad necesaria y la voluntad política para exigir a los concesionarios que cumplan con lo convenido.
Asimismo, las autoridades comunitarias de La Ribera, que actúan en colaboración con el gobierno de Jalisco y de la Federación, esperaron a que se terminaran las vacaciones escolares para emprender la instalación de cemento hidráulico en la única calle que permite el acceso a Yurécuaro, interrumpiendo seriamente el tránsito de productos agrícolas, trabajadores, empleados, a quienes adquieren mercancías o demandan servicios en nuestra población, así como a los numerosos estudiantes que acuden allá a un colegio particular.
Todos se ven obligados a caminar por unas estrechas aceras llenas escombros y materiales de construcción, al tiempo que deben cuidarse, de máquinas y camiones que faenan simultáneamente sin mayores precauciones. Por si fuera poco, la calle de San José a la que se llega por una escalera al finalizar el puente, que podría representar un alivio a los peatones, está hecha un potrero ya que previamente habían levantado el empedrado para modernizarla…, algún día.
Esta puede ser una buena ocasión para que las autoridades de ambos municipios, una vez que disminuya el caudal del Lerma, gestionaran la construcción de un paso peatonal, aprovechando las trabes que quedaron abandonadas en la margen michoacana, como sobrantes del puente nuevo, mismas que podrían colocarse sobre las columnas del antiguo, que permanecen intactas.
2.- Los habitantes de las grandes ciudades, abrumados por el ruido, la contaminación atmosférica, los embotellamientos de tránsito, la aglomeración en los transportes, suspiran por vivir plácidamente en un ambiente rural, más en contacto con la naturaleza y escapar así de las desgracias que acarrea el mundo industrializado. Por ello en los países desarrollados se crean reservas ecológica y parques naturales en los que vacaciona un número cada vez mayor creciente de turistas.
Por ello es de lamentarse que él único parque arbolado que existe en el municipio, el llamado Paraíso Los Pinos, se haya convertido en un balneario, al que acuden personas que no están a gusto sino escuchando música estridente, más aún, algunos acuden a ahí, con el único propósito de ingerir bebidas alcohólicas, una situación que ahuyenta a las familias. Aunque teóricamente es administrado por la Comunidad Agraria, sería necesario que las autoridades brindaran un apoyo mayor para que los habitantes del Municipio puedan disfrutar por largo tiempo de un escaso remanso de paz.
3.- Para conmemorar los primeros cien años de nuestra independencia, el gobierno de Don Porfirio emprendió el embellecimiento de la Ciudad de México, construyendo edificios y monumentos que mostraran nuestro desarrollo a los diplomáticos extranjeros que acudirían como invitados a las Fiestas del Centenario: el Monumento a la Independencia, la Penitenciaría de Lecumberri, el Manicomio de La Castañeda, etc. Para que los ilustres visitantes no se llevaran una mala impresión se prohibió a los pobres de huarache y calzón blanco que ingresaran al primer cuadro de la ciudad, donde sólo tenían cabida quienes vistieran a la europea. En nuestro municipio, de manera parecida, aunque inversa, festejaremos el bicentenario, con las obras de relumbrón de la periferia: fuentes, bulevares, avenidas ampliadas, mientras que el centro de la ciudad está llena de baches y calles oscuras por la ausencia de luminarias que funcionen.
4.- El término colonia designa a un territorio ocupado por una población proveniente de una metrópoli, literalmente ciudad madre, ubicadas generalmente en ultramar. Fue un mecanismo empleado por los imperios para desprenderse de su población excedente y expandir su comercio. Así lo hicieron a lo largo de la Historia: griegos y romanos, portugueses, españoles, holandeses, ingleses, franceses, belgas, alemanes y estadounidenses.
Durante el porfiriato, las familias adineradas comenzaron a crear, urbanizaciones alejadas del primer cuadro o centro histórico de la ciudad de México, razón por la cual las llamaron “colonias”, de ahí el término se extendió a toda la República. Sin embargo, llamar a una zona de la ciudad “colonia centro” es un verdadero disparate, ya que si hace referencia a la periferia (colonia), no puede decirse que al mismo tiempo se ubica en el “centro”, es el equivalente a predicar que existen los círculos cuadrados.
Esta pifia se encuentra repetida en los arbotantes que, por concesión gratuita del Ayuntamiento, una compañía privada instaló masivamente en la zona centro de nuestra ciudad, para vender propaganda comercial. No sólo repitieron, sin necesidad, la nomenclatura ya existente, sino que vinieron a entorpecen el tránsito de los peatones. Si nuestras autoridades pretendían que los ciudadanos estuvieran super-recontra-informados, bien podían exigirle que no continúe propalando una contradicción histórica.
5.- ¿Por qué nuestras autoridades pasan por alto la oportunidad que se les brinda de explicar a detalle las acciones que realizan, cuando se les solicita de manera informal, de actuaciones que dan a conocer en la prensa de forma esquemática o no muy clara? ¿Consideran que ello rebajaría la consideración del público a su autoridad oficial? ¿Acaso en el discurso no se han manifestado como simples apoderados y gerentes del pueblo? ¿Dichas publicaciones tendrán como fin exclusivo construirles una imagen aparente y mediática, solo útil para su promoción a las diputaciones o los puestos municipales?
¿Identifican a los individuos como meros súbditos cuyo único deber es callar y obedecer? ¿Consideran que los ciudadanos indignos de hacerles perder su valioso tiempo? Cuándo han expresado: -los criticones no nos dejan gobernar, ¿realmente querrán decir: -déjenos hacer nuestra santa voluntad sin que les tengamos que rendir cuentas precisas? ¿Acaso preferirían que la información les fuera requerida la vía del apremio burocrático, motivado por una demanda que cualquier persona puede interponer ejerciendo un derecho constitucional?

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