sábado, 24 de enero de 2009

Todo sea por el triunfo electoral

Felipe Calderón, en su calidad de primer mandatario (aunque impugnado), pronunció el discurso inaugural en el Sexto Encuentro Mundial de las Familias en un atril que ostentaba el escudo nacional, dando la bienvenida a los participantes “a la tierra de María de Guadalupe, de San Diego y de los mártires de la persecución religiosa”. Esa intervención constituyó un despropósito jurídico, político e histórico. A todas luces contraría al espíritu del artículo 130 que consagra “el principio histórico de la separación del Estado y las iglesias”, olvidando Calderón que al tomar posesión de su encargo protestó “guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes que de ella emanen” (Art. 87). ¿Cómo podrá ahora demandar el PAN el respeto al Estado de Derecho si su principal adalid, es el primero en que atenta contra él? Si conforme a la ideología que sustentan los militantes de Acción Nacional consideran que las normas en materia religiosa son injustas o inapropiadas, deberían emprender su reforma; pero mientras estén vigentes, tienen la obligación de acatarlas. Buscar indulgencias sociales y votos electorales, sacrificado el respeto de la ley constituye también, un error político. Enaltecer a los clérigos católicos que fueron ajusticiados, muchas veces sin el debido proceso legal, pero obviando que la revolución cristera fue un movimiento subversivo en contra de un gobierno legítimamente constituido, en el que sus militantes cometieron los peores excesos, so capa de proteger a una religión que predica el amor fraterno, no sólo constituye una tergiversación de la Historia, sino que puede ser ocasión de que nuevamente se abran las viejas rencillas que luego de 70 años no han logrado superarse del todo. En el mismo Encuentro de las Familias, Felipe Calderón afirmó que la violencia del crimen organizado que se abate sobre nuestro país es producto de los divorcios y la desunión de la familia; entonces, la casa presidencial tiene motivos graves de preocupación, pues su antecesor en Los Pinos y correligionario por añadidura, dislocó la barrera del vínculo matrimonial por partida doble. Tal vez esa dispersión familiar fue la que haya generado alguno de los quebrantos del patrimonio nacional.
También con la intención de captar votos en las elecciones legislativas anticipadas en Israel a celebrarse el próximo 10 de febrero, el gobierno del Primer Ministro Ehud Olmert (acusado de corrupción) ha ofrecido a la ciudadanía belicista y mediatizada, la destrucción de la Franja de Gaza. Una medida que han festinado, no sólo Benjamín Netanyahu, candidato del ultraderechista partido Likud, sino Tzipi Livini actual ministra de Relaciones Exteriores y líder del partido Kadima en el poder y que aspira ocupar el puesto de primera ministra; y hasta por el partido de izquierda Meretz, que hasta hace poco asumía posiciones pacifistas. A raíz de sus declaraciones, todos han repuntado en las encuestas sobre la intención del voto. La única verdad de lo que acontece en la Franja de Gaza es elaborada por el aparato de propaganda del ejército judío, al no permitir el ingreso a la zona del conflicto a periodistas independientes y al personal de la Cruz Roja internacional. La propaganda judía afirma que los agresores fueron los palestinos que rompieron la tregua vigente desde junio; cuando en realidad los israelitas atacaron Gaza el 4 de noviembre, el mismo día de los comicios estadounidenses. Que los “terroristas” se esconden detrás de la población civil, una afirmación cínica, pues en Gaza con una densidad de 3 mil 823 habitantes por Km.2, las bombas y los rokets lanzados desde las alturas mascaran inevitablemente a la población civil. Que las escuelas y almacenes de alimentos de la ONU son refugio de los combatientes de Hamas y que por eso los destruyen; Que se ataca a las ambulancias porque son bases de lanzamiento para misiles. Que la destrucción total de un país, la muerte de 1,300 personas de 5,000 heridos y miles de desplazados son la justa reparación por las 13 bajas israelitas ocasionadas en la invasión y por la veintena de colonos judíos muertos y no una venganza desproporcionada, al lanzamiento de los cohetes kasam, de potencia y alcance limitados, que en su desesperación disparan los militantes de Hamas, precisamente contra los asentamientos de colonos hebreos que ocupan las zonas arrebatadas ilegalmente a los palestinos en los últimos años. El embajador de Israel en México afirmó en CNN invitado por Carmen Aristegui que su país se retiraría de Gaza cuando Hamas dejase de lanzar cohetes contra Israel. Sin embargo en Cisjordania no se realizan disparos desde hace tiempo, y la ocupación israelita no cesa. Como se ve, pura propaganda bélica. Poco importa que un millón y medio de palestinos vivan en condiciones infrahumanas en la Franja de Gaza, confinados en un territorio de 360 Km.2., rodeados por el cuarto ejército más poderoso del mundo, que impide el libre tránsito y el suministro de agua, alimentos, medicinas, combustibles y electricidad. Todo sea por el triunfo en las elecciones y por probar las armas de nueva generación, que serán vendidas a sobreprecio a los propios gobiernos árabes, una vez que ha sido verificada su eficacia en el campo de batalla. Así amortizarán en cierta media el costo de la incursión; ya que fin de cuentas no estarán obligados a cubrir unos 19 mil millones de dólares por la asistencia militar, de un total de 26 mil millones, monto otorgado en el año por los Estados Unidos (JAMG).

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